17/7/11

Ella, él y el deseo.



Él solía sentarse por las noches
a pronunciar palabras de amor.
Ella tejía sus certezas.
Eran como un hombre
y una mujer, bailando.
Ella y Él eran un momento de amor,
un sueño que se repite,
siempre interrumpido.
Ella, triste de recursos,
era una forzada acompañante,
detenida al borde del camino,
intentaba obstaculizarlo de reproches.
Él, le daba a veces algo de su espalda,
para que ella intentara
continuar su muerte-vida.
Él, como los hombres,
temía la soledad.
Ella, como las mujeres,
envidiaba la indiferencia,
amaba la pereza.
Ella esperaba de él,
que él teniendo, ella tendría.
Él sólo tenía lo que aparentaba.
Él aparentaba lo que ella le permitía.
Ella era hierática, muda.
Esperaba su premio de amor,
Él era capaz de morir de espanto
ante aquellos ojos apremiantes.
Muerto no estaba obligado a nada.
Él era triste las tardes de otoño.
Ella era la dueña de su cama.
Ella, pobre, ambigua,
se aferraba a los barrotes de la cárcel.
Él, aburrido, atónito, lustrábalos.
Ella estaba más allá del bien y del mal.
Él, estaba más acá.
Ella lo quería sin esperanzas.
Él, centauro inoxidable,
la amaba sin temor.
Ella era como un hombre.
Él era su mujer.
Ella era como un hombre sin mujer.
Él era como una mujer sin hombre.
Ella era como una mujer, mujer.
Él era como un hombre.
Él era como un hombre muy hombre.
Ella era como una mujer a solas.

María Chévez
Pintura: Mercedes Fariña

♥Zyla♥Rose